En primer lugar, la liposucción no mejora nuestras posibilidades de evitar enfermedades metabólicas. El hecho de disminuir el tejido adiposo subcutánea no consigue los mismos resultados obtenidos al hacer una dieta y llevar un estilo de vida sano, farmacoterapia o bariatrica pueden lograr, ya que estos últimos pueden conseguirnos la disminución de la grasa visceral que es la responsable del desarrollo de síndrome metabólico y el riesgo de padecer alteraciones cadriovasculares.
En segundo lugar, un error común que se comete al valorar la pérdida de grasa conseguida a posterior de la liposucción es el hecho de asociar el peso perdido exclusivamente a la grasa, mientras que en realidad gran parte de dicho peso perdido es en forma de liquidos.
Por último, hay que destacar que días después de la cirugía el individuo comenzará a ganar peso (suponiendo que el paciente no está acostumbrado a conllevar un estilo de vida y dieta sana) posterior a la operación, lo que causará la reconstrucción de la grasa subcotánea. Muchos estudios han demostrado que el 80% de los pacientes que se han sometido a la liposucción recuperan el peso removida en un promedio de un año.
Resumiendo, este tipo de operaciones puede quitar de manera permanente el tejido de grasa de ciertas áreas del cuerpo, sin embargo, aumentará en otras zonas que se sabe que están afectadas por grasa visceral. Por ello desde aquí aconsejamos, que antes de someterse a la liposucción, es muy recomnedable hacer un cambio de estilo de vida y de dieta para evitar el efecto rebote después de someterse a la liposucción
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